La Reina Isabel II inauguró, en 1862, este escenario surgido para dar respuesta a las necesidades de la ciudad y del momento ya que Murcia, al igual que otras capitales españolas, había sentido la necesidad de incorporarse a la renovación escénica con un teatro de propiedad municipal, en el que pudieran representarse las grandes obras del momento. Situado en la céntrica plaza de Julián Romea, se denominó originalmente Teatro de los Infantes, el 25 de octubre abrió sus puertas con la representación de la obra de Ventura de la Vega El hombre del mundo, interpretada por Julián Romea, una de las mayores glorias del teatro nacional de la época y cuyo nombre adoptaría después el Teatro.
El nuevo edificio sustituía al Teatro del Toro, ubicado en la cercanía de la plaza de Ceballos, y en el que se representaron comedias durante casi dos siglos. El Teatro de los Infantes estuvo en funcionamiento hasta 1877, cuando un espectacular incendio acabó con la sala y una buena parte de las dependencias del edificio. Tres años después, se inauguró de nuevo el teatro, reformado y actualizado por el arquitecto hellinero Justo Millán. Fue, en este momento, cuando adoptó el nombre de Teatro Romea, en honor al actor murciano, Julián Romea, una de las mayores glorias del teatro nacional de la época.
Tan sólo 19 años después, en 1899, sufrió otro incendio. De nuevo se recurrió al mismo arquitecto que en la anterior ocasión, Justo Millán. El aspecto exterior que se puede contemplar hoy corresponde a la reconstrucción de 1880, mientras que el interior corresponde a una de las últimas de las intervenciones. La fachada pertenece al más puro eclecticismo. Cuenta con rasgos de clara inspiración neoclásica, con detalles modernistas como la marquesina y las verjas de forja de la entrada. En la parte superior central hay tres bustos de Beethoven, Mozart y Listz. Sobre los ventanales de la planta principal hay cuatro medallones con relieves de otros tantos dramaturgos murcianos: Andrés de Claramonte, Damián Salucio del Poyo, Gaspar de Ávila y José Selgas.
La tercera inauguración del teatro, después de sufrir dos incendios, tuvo lugar el 16 de febrero de 1901. La compañía de María Guerrero y Fernando Díaz de Mendoza puso en escena El estigma, de Echegaray. El acto se aprovechó para homenajear a los citados actores, así como para nombrar hijo predilecto de Murcia al autor José Echegaray, que asistió también al acontecimiento. Importantes hitos en la historia del teatro fueron los diversos estrenos de obras de Jacinto Benavente que contaron con la presencia del autor, o la actuación en 1933 del Teatro Universitario La Barraca, dirigido por Federico García Lorca.
En 1985, el Romea vivió una nueva rehabilitación. El teatro permaneció cerrado hasta 1988 cuando fue reinaugurado por la Reina Doña Sofía. Su reforma obedeció a la decisión del Ministerio de Cultura y de Obras Públicas y Urbanismo de rehabilitar la mayoría de los teatros del Estado, en una de las operaciones más ambiciosas en la vida social y cultural española en las últimas décadas, de las que el Teatro Romea fue pionero.
(información sacada de la página oficial de Teatro Romea http://www.teatroromea.es/historia.aspx)